¿Te ha pasado esto?
- Dices “una galleta y ya”… y acabas con el paquete vacío.
- Te prometes ir al gym… pero el gym no te ha visto ni en sueños.
- Te das un “gustito”… y luego no llegas a fin de mes.
Si te sentiste identificada/o, respira. Este artículo no es para juzgarte, sino para mostrarte una salida. Porque los hábitos, aunque a veces parecen castigos automáticos, no son tu culpa. Son mecanismos.
Y como todo mecanismo… ¡pueden ser reprogramados!
¿Por qué repetimos hábitos que no queremos?
Parafraseando a James Clear, autor de Hábitos Atómicos:
“No eres tú. Es tu sistema.”
Tu cerebro quiere ahorrar energía. Es como ese amigo que siempre busca la salida más rápida. Así que cuando encuentra una fórmula que le da una pequeña recompensa con poco esfuerzo… ¡la repite!
Todo hábito sigue este patrón:
- Señal: Algo lo detona (aburrimiento, una notificación, ansiedad).
- Anhelo: Sientes la necesidad de hacer “algo” para aliviarlo.
- Respuesta: Haces lo que siempre haces (mirar el celular, picotear, aplazar).
- Recompensa: Recibes un mini placer, una dosis de dopamina.
El problema es que muchas veces, ese placer inmediato se convierte en culpa, ansiedad o desconexión a largo plazo.
¿Cómo se rompe un hábito?
Aquí va la magia: no necesitas más fuerza de voluntad, necesitas estrategia.
James Clear propone 4 leyes inversas del cambio de conducta. Y aquí te las traduzco a la vida real:
1. Hazlo invisible
Fuera de vista, fuera del sistema.
Si no lo ves, no lo haces.
- ¿Quieres dejar de picar dulces? Guárdalos detrás de las latas de garbanzos.
- ¿No quieres mirar el teléfono al despertar? Déjalo cargando en el baño.
2. Hazlo poco atractivo
Reescribe la historia.
- “Esto me lo merezco” → “Esto me aleja del viaje de mis sueños.”
- “Un cigarrito no es nada” → “Esto me quita el aire para bailar, correr, vivir.”
3. Hazlo difícil
Tu cerebro odia los obstáculos.
- Desenchufa la tele. Quita las pilas al control remoto.
- Congela la tarjeta de crédito. Literal. En hielo.
4. Hazlo insatisfactorio
Lo que duele, no se repite.
- Crea consecuencias. ¿No fuiste al gym? Le debes un café a tu amiga.
- Lleva un registro. Marca con una X cada día que caes. Duele ver la cadena rota.
Tu misión: Elige UN solo hábito
Uno. No intentes cambiarlos todos.
✅ Escríbelo.
✅ Elige el paso más fácil.
✅ Repítelo. No por perfección, sino por intención.
Porque al final, esto no es un maratón. Es una práctica diaria de amor propio.
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Gracias por llegar hasta aquí.
Gracias por ser parte de esta comunidad despierta.
Y recuerda: cada pequeño cambio es una victoria sobre la inercia.
Hasta la próxima lectura, despierta tú también.
✨ Madeline Rivera – Wake Up!
